PLAZA DE ARMAS DE CHINCHA
El color
tiene ritmo, forma y sensualidad. Para verlo, bailarlo y sentirlo, no hace
falta mas que ir a Chincha, pintoresca localidad ubicada en el kilómetro 202 de
la Panamericana Sur, ya en el calido departamento de Ica. De esa tradición de
tierra algodonera que tanta fama tuviera durante la Colonia e inicios de la
Republica, les quedan los bailes que al término de cada faena sus ancestros
realizaban para alegrarse la vida. Como antaño, los chinchanos de hoy se
caracterizan por tener una cintura que prácticamente oscila, unas caderas que
sin esfuerzo se menean y pies ligeros que sacan polvo del piso. Los hombros,
fuertes en los hombres, gráciles en las mujeres, se levantan y encogen
sincronizadamente, como si fueran aspas de molino de carne y hueso impulsadas
por la música afro peruana. Arriba, abajo y luego arriba mientras flexionan sus
plásticos torsos.
Mucho antes
que Chincha se convirtiera en una importante colonia de africanos que, en
situación de esclavitud, trabajaban las haciendas algodoneras (y mas tardes los
viñedos), don Álvaro Ponce de León (en 1571) ya fundaba en nombre de la corona
española el Pueblo Alto de Santo Domingo, hoy llamado Chincha Alta. Seria
alrededor de esta jurisdicción donde las familias notables afincarían sus
residencias y donde actualmente viven los descendientes de aquellos africanos
Pero la historia de Chincha se remonta mucho más atrás. Cuenta la historia que
estas tierras fueron conquistadas por los Yauyos, a quienes se les atribuye que
tenían por divinidad al jaguar al cual rendían pleitesía y llamaban 'Chinchay',
nombre que probablemente dio origen al nombre de Chincha. Durante su gobierno
expansionista, el Inca Pachacutec invadió chincha y sometió al pueblo a su
reino.
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